ANTÓN Y LA CASA ENCANTADA

Érase una vez un niño llamado Antón que al ir de excursión con el colegio, se despistó y se perdió. Anduvo para intentar encontrar a sus compañeros, pero no lo logró. Mientras que andaba vió una vieja casa. Pensaba que en esta podría vivir alguna familia y entonces se decidió a entrar. Buscó por la casa a ver si encontraba a alguien para que le ayuda se a volver a casa, pero no vió señales de vida por ningún lado, ni ningún teléfono para pedir ayuda. Empezó a ir de habitación en habitación pero la casa estaba totalmente oscura. Por esta razón se iba chocando por todo lo que se encontraba a su alrededor. De repente se tropezó con un gran espejo del cual salió una niña un poco pálida y con mal aspecto, que parecía estar enferma. Al principio Antón se asustó, pero a medida que iba hablando con la niña se iba dando cuenta de que ella no le iba a hacer daño ni ninguna barbaridad. Se hizo muy amigo de ella, se contaron como llegaron hasta allí y sus aventuras de cuando eran pequeños. Antón le preguntó que que le sucedía, y ella respondió que se había quedado con ese aspecto debido a que una anciana que iba todas las noches a esa casa le dió una vez leche caducada.

La anciana llegó a la casa y sin preguntar quién era ese niño, le dió de beber la misma leche y entonces a Antón le sucedió lo mismo. Nadie supo nada más de él. Antón y la niña se hicieron mayores y quedaron metidos en el espejo. Los dos se enamoraron y se casaron y vivieron felices para siempre.

Antón y su mujer mataron a la anciana y ya no volvió a hacer más daño a ningún niño que pasaba por allí.